terça-feira, 10 de janeiro de 2012

JUANITA CONEJERO - COORDINADORA DE MIL POEMAS A VALLEJO DE CUBA

DRA. JUANITA CONEJERO

Juanita Conejero:
Con inteligencia y voluntad creadoras podremos hacer realidad nuestros mejores sueños

Jesús Dueñas Becerra, 05 de enero de 2012
La poeta, escritora, promotora cultural Juanita Elvira Conejero Teijeiro (1934), es la invitada a dialogar con nuestros lectores acerca de su fecunda labor en los campos del arte, la literatura, las humanidades y la educación; áreas del conocimiento humano a las cuales se ha consagrado en cuerpo, mente y alma desde hace cinco décadas.
Juanita Conejero (su nombre artístico) es doctora en Filosofía y Letras por la Universidad de La Habana, y además, conduce - desde hace ocho años - la tertulia de arte y literatura Sol Adentro, inspirada en el eminente intelectual y humanista mexicano, don Alfonso Reyes (1889-1959), de cuya vida y obra es una apasionada estudiosa.
Es además miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), y colabora con Cubarte, el portal de cultura cubana, donde publica sus artículos de opinión. Durante diez años fue guionista de la emisora provincial Radio Cadena Habana.
En la actualidad, se desempeña como Coordinadora para Cuba del Proyecto Mundial “Mil poemas a Vallejo,” auspiciado por las repúblicas de Chile y Perú
Conejero ha dado a la estampa los siguientes títulos, editados en Cuba y en México: los poemarios Más allá del tiempo (2000) y Persistencia de la memoria (2007); un plaquette con una selección de poemas del libro inédito Bajo el reino de unos ojos (2008); Décimas y poemas breves (2009); Selección de sonetos (2010) y La palabra dicha a tiempo (2011).
Su obra poético-literária ha sido incluida en diversas antologías impresas o virtuales, en Canadá, Cuba, Chile, España y Venezuela. Tiene inéditos varios libros de relatos cortos y poemarios para niños/as, adolescentes, jóvenes y menos jóvenes.
Esta autora ha sido galardonada con los premios: Guardia de Honor «Rubén Darío» (1950), en Managua, Nicaragua;Tercer Premio del Concurso Nacional de Poesía «Delia Carreras» (1998), en Matanzas; Primer Premio del Concurso «Una Flor para Celia» (2000) (en el aniversario 80 de su natalicio).
También ha recibido Mención en el Concurso Nacional de Poesía Regino Pedroso (2002); Mención en el Concurso Nacional de Poesía Benito Pérez Galdós (2004); Primer Premio en el Concurso Nacional de Poesía Rafaela Chacón Nardi (2005). Su «Soneto a Neruda» fue seleccionado para integrar la antología Un poema a Neruda (2010), publicada en Chile, así como tres de sus textos para la antología Mil poemas a Neruda (en proceso de edición).
Ahora, dejemos que sea Juanita Conejero quien nos narre cómo ha discurrido su fecunda trayectoria profesional en la poesía y la literatura cubanas.
¿Cuáles fueron los factores motivacionales que la llevaron a incursionar en los campos de la poesía, la narrativa y la promoción cultural; y qué impacto emocional generan en usted esas disciplinas humanísticas donde se desenvuelve como «pez en el agua»?
Le diré que nací en un hogar humilde. Mi padre, tipógrafo reconocido, muy relacionado con el ambiente periodístico y cultural de su época, y mi madre, maestra, taquígrafa y mecanógrafa. Era una mujer de gran sensibilidad, cultivadora del verso y con una voz de soprano muy hermosa. Tanto tuvo que trabajar, que ninguna de esas […] virtudes pudo cultivar. Eran mis padres unos lectores infatigables. Mi madre, sobre todo, una estudiosa permanente de la obra martiana. Los libros en casa no faltaban. Desde niña, me enseñaron poemas para poderlos declamar en las fiestas de la escuela, aprendí textos para representar obras de teatro, […] y me gustaba bailar y pintar.
Pienso que esos primeros años, inolvidables en el devenir humano, me inclinaron hacia el mundo de la creación y la promoción cultural, en el cual me he visto involucrada durante toda mi vida.
Recuerdo también a mis maestros. En la primaria, Crisálida Morúa, quien tanto me animó para que participara en Concursos Literarios, sobre todo los convocados por la Sociedad Colombista Panamericana; institución que existía en aquellos años (década de los cuarenta del siglo pasado), y que me otorgó varios reconocimientos.
Mis trabajos laureados se publicaban en El País Gráfico (Suplemento Cultural del diario El País).
La poesía, ya como creadora, llegó después. Estaba en el Instituto Preuniversitario de la Víbora. Algunos estudiantes, con inquietudes poéticas, similares a las mías, nos reunimos en lo que llamábamos el Grupo Raíces. Fue muy efímero, pero muchos de nosotros, aunque nos separamos, continuamos por los caminos del arte poético con el entusiasmo que nos caracterizaba.
Fue muy importante para mí, en esa etapa de mi vida estudiantil, conocer al profesor de Literatura, doctor Enrique Hernández Miyares, hijo del poeta del mismo nombre. No sólo fueron sus clases, sino las largas charlas en los pasillos del Instituto. Era un admirable conversador y tenía recuerdos imborrables de su niñez al lado de su padre y de muchos intelectuales que lo rodeaban, sobre todo en la redacción de La Habana Elegante, esa publicación finisecular que José Martí señalaba que tenía algo de ala y acero.
Aprendí mucho y afiancé mi convicción de que andaba por el camino correcto.
Ya en la universidad, el haber tenido la oportunidad de contar en la carrera de Filosofía y Letras con un claustro de profesores de talla pedagógica y humana excepcional fue, sin duda alguna, la mayor motivación para seguir adelante. Entre ellos/as: los/as doctores/as Vicentina Antuña, Elías Entralgo, Raimundo Lazo, Manuel Bisbé, Luis A. Baralt, Rosario Novoa, Jorge Mañach, y Roberto Fernández Retamar (entonces recién graduado), para citar sólo algunos/as, fueron fuente de inspiración y tesoro de conocimientos para todos nosotros.
Aprendí, a través de ellos, a amar la historia de la cultura cubana y a sus creadores y a sentir muy de cerca los valores de la universal; conocimientos que trasladé con toda dedicación a mis discípulos en los años en que me desempeñé como profesora del Instituto Preuniversitario Especial Raúl Cepero Bonilla.
Todo eso, me produjo un gran impacto emocional, que pienso […] contribuyó a mi formación como una mujer entregada con pasión, durante tantos años, al quehacer cultural y educacional de mi país.
¿Qué razones de índole cognitivo-afectiva la decidieron a fundar la tertulia de arte y literatura Sol Adentro, inspirada en el intelectual y humanista mexicano, don Alfonso Reyes?
En ese sentido, debo explicarle que desde las aulas universitarias y por comentarios de algunos de los profesores que le mencionara, conocí de la existencia de ese mexicano universal que fue Alfonso Reyes. Desde esa época, traté de leerlo. Recuerdo que algunos profesores hablaban de su humanismo, de su genialidad, y de su labor inconmensurable como animador cultural de Nuestra América. Era un hombre que amaba la vida por la vida, que consideraba a Martí «un Supremo varón literario» y del que muchos de mis profesores, se sentían sus discípulos. Como diplomático no abandonó jamás su labor promocional. «Las embajadas debían ser centros de Cultura», decía. Sus tertulias fueron famosas. Cuando organicé el Proyecto de la Tertulia de Arte y Literatura, lo más justo era que se conociera que estaba inspirada en Alfonso Reyes.
Cuando visité México, hace años, en ocasión del evento Mujeres Poetisas en el País de la Nubes realizado en Oaxaca, de regreso, al visitar el Distrito Federal, le pedí a una amiga, poetisa mexicana, que me llevara a conocer la Capilla Alfonsina. Necesitaba estar cerca de esa Casa Museo, institución emblemática que preside la nieta del escritor: la maestra Alicia Reyes. Una vez allí, en aquel ambiente de amor y sabiduría, decidí ponerle a la ertulia el nombre de «Sol Adentro», e hice referencia a un verso de Reyes en su poema «Sol de Monterrey». He visitado esa institución muchas veces y siempre me emociono […], como si fuera la primera vez.
¿Podría explicarles a los lectores cómo se estructura ese espacio, coordinado por usted, y donde arte, literatura, música y humorismo se funden en cálido abrazo, para insuflarle vida y color a ese encuentro intelectual y espiritual entre los ilustres invitados a esa fiesta de la cultura cubana y los participantes en dicha actividad?
Siempre comento, que la tertulia se realiza el último miércoles de cada mes, pero que nos pasamos organizándola todo el mes, para que ocurra lo que queremos que suceda el día señalado para efectuarla.
La tertulia está auspiciada por el Centro Provincial del Libro de la Habana y el Proyecto 23 del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).
Lo primero que quiero decirle, es que en ocho años de tertulia, ese espacio ya no me pertenece totalmente. Ahora, ya somos un colectivo, que en cálido abrazo - como usted bien dice - se ha ido involucrando en el proyecto.
Tratamos de programar las actividades, con tiempo suficiente. Escuchamos propuestas que a veces son muy interesantes. Por ejemplo, fue exitosa la dedicada al tema relacionado con la poesía y la ciencia, y que usted tuvo la gentileza de reseñar para la sección Ámbito Literario del Portal CubaLiteraria. Ahora […] nos llegó una propuesta, que debemos evaluar, sobre la poesía y el ajedrez.
Invitamos muchas veces a escritores y artistas consagrados, pero también invitamos a jóvenes creadores que ya se hacen notar y hasta creadores desconocidos, a quienes por su calidad incuestionable, les abrimos las puertas.
La música siempre nos acompaña. Antes contábamos con un dúo, después un trío, y en algunos momentos, con un solo trovador. Ya está incorporado al proyecto el Quinteto D’Iris. El humorista es un destacado arquitecto, reconocido profesor de la capitalina Universidad de las Artes, Augusto Rivero, quien —en su calidad de actor— desarrolla la pincelada humorística. Alfonso Reyes nos enseñó que la risa es la salud del corazón.
Es una buena oportunidad la que usted me brinda para agradecer la colaboración extraordinaria que nos presta el Centro Cultural Cinematográfico «Fresa y Chocolate» del ICAIC, su administradora y el equipo técnico, así como el de aseguramiento, que nos apoya incondicionalmente.
De las muchas anécdotas, vivencias y experiencias artístico-profesionales registradas, tanto en su archivo mnémico como en el componente espiritual de su inconsciente freudiano, ¿podría relatar una que le haya dejado una impronta en la mente y en el alma?
Muchas anécdotas, vivencias y experiencias he tenido en tantos años de trabajo, pero hay una, que pienso que no puedo dejar de mencionar: Acababa de ganar un premio literario en Nicaragua, en “La Guardia de Honor de Rubén Darío”- Me invitaban a visitar el hermano país centroamericano para recibir el galardón, pero, en aquel momento, las relaciones entre Cuba y Nicaragua no eran fluidas. Nunca pude realizar aquel viaje. Me enviaron el pergamino, que conservo con afecto. Yo andaba un poco desalentada, y pensaba en lo bello que hubiera sido poder visitar la tierra natal de Rubén Darío, el poeta que había inspirado mi trabajo, y que, además, admiraba de manera muy especial.
El País Gráfico había publicado íntegramente mi pequeño ensayo. No estoy muy segura, creo que el General Enrique Loynaz del Castillo leyó el texto y quiso conocerme. Hacía muchos años, que yo también quería conocerlo a él. Una tarde, se concretó el encuentro con el General. Recuerdo que fue en su casa. Fui con mi madre.
Cuando nos encontramos, parecía como si nos conociéramos de toda la vida. Amable, cordial, amistoso. Me hacía preguntas y yo le respondía. Yo me atrevía también a hacerle preguntas, y él las respondía. Hablamos de muchas cosas, me animó tanto que me sacó del desaliento, y además, me deseó mucha suerte en el futuro.
Después de un buen rato, mientras nos despedíamos, le pedí, por favor, que estampara su firma en un autógrafo que llevaba, y que me habían regalado el día de mi cumpleaños. Tomó el autógrafo, pasó todas las hojas y llegó a la última. «Aquí, al final, voy a escribir, para que nadie lo haga después de mí», me dijo:
Se apoyó en una mesita y para sorpresa mía no sólo estampó su firma, sino también escribió estas hermosas palabras que conservo con legítimo orgullo:
Cierra este álbum una ofrenda al talento, a la belleza y a la bondad: trilogía del espíritu en ascenso a la perfección… Juanita Conejero posee en su alma exquisita y romántica ese supremo regalo de Dios, el que más intensamente anima la admiración de los hombres y mejor sirve a la gloria de la patria.
Enrique Loynaz del Castillo. 4 de marzo de 1951.
Había sido una hermosa tarde. El general fue muy gentil y muy generoso conmigo. Era un gran cubano. Mi madre, de lo emocionada que estaba, no había podido pronunciar una sola palabra.
Cuando regresábamos, yo no hacía más que pensar: ¡Cuánto tendría que hacer yo en la vida, para parecerme, aunque fuera un poquitico, a la imagen que el General tenía de mí! No quisiera nunca defraudarlo, le comentaba a mamá.
¿Cuáles son, a grandes rasgos, los planes futuros de la tertulia Sol Adentro y de su coordinadora para el año 2012, y qué recomendación concreta les haría a los jóvenes, cuyos balbuceos iniciales ya se escuchan en los campos del arte y la literatura de nuestros días?
Vamos a ver cómo viene el 2012. Por mi parte, el proyecto seguirá con el impulso que lo caracteriza e identifica. Siempre he tratado de mantener siempre un espacio de elevada espiritualidad en la capital de todos/as los/as cubanos/as. Me gustaría que me visitaran más artistas y escritores/as de todas las edades, provenientes de La Habana, del resto de las provincias y de otras partes del orbe. Me agradaría mucho, que tuvieran en cuenta la tertulia en los festivales de poesía, sobre todo, si nos visitan poetas mexicanos.
La juventud es la etapa más creativa del ser humano, también la más audaz, pero […] la experiencia de los mayores resulta de una utilidad fundamental.
Yo recomendaría que, todo lo que se realice, se haga con verdadero amor. Que los jóvenes sepan que lo que nos proponemos en la vida, si de verdad lo hacemos con inteligencia y voluntad creadora, con deseos de alcanzar metas superiores y con el corazón en la mano, por difícil que sea el camino, podremos hacer realidad nuestros mejores sueños.

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